San Jerónimo escribió este comentario, compuesto de seis libros, en edad avanzada y en tiempos muy convulsos, lo que dificultó notablemente esta empresa. Por entonces, era Jeremías el último profeta que le faltaba por abordar. Entre sus empeños se propuso ordenar las secciones del texto y completar lo que de él se omite en las fuentes hebreas. El resultado final es un notable esfuerzo por restituir lo que nuestro autor consideraba la prístina esencial del profeta, falseada y corrompida por posteriores intereses espurios.