Desde una perspectiva interdisciplinaria, por un lado se realizan diversos diagnósticos acerca de las deficiencias, los límites y de los peligros, tanto de los marcos categoriales sobre los que se asienta el sistema de propiedad intelectual establecido por la OMC, como del propio contexto estructural en donde se sitúa, que es el desplegado por el sistema capitalista en su nueva fase de desarrollo de carácter trasnacional y global. Por otro lado, dentro de ese proceso de expansión del capital hacia todas las parcelas, espacios y facetas de la existencia humana y de la naturaleza, se ofrecen distintas salidas y alternativas a una realidad que reduce y aniquila la diversidad de conocimientos, saberes y formas de vida.
Conceptos como los de patrimonio común de la humanidad, derechos humanos y/o derechos de los pueblos son algunas de las instancias sobre las que se pueden construir realidades con mayor conciencia social, más solidarias, plurales y volcadas hacia el reconocimiento de las necesidades humanas insertas en el circuito natural de la vida. Asimismo se tienen en cuenta los riesgos y las posibilidades de apropiación que la dinámica del mercado posee a la hora de utilizar esos mismos conceptos según le convenga en virtud de su principal objetivo, que está delimitado por el alienante principio de la obtención del máximo beneficio.