Solo una persona se preocupa por Johnny: el detective Clyde Hunt, que comparte su obsesión por el caso. Pero cuando el chico es testigo del atropello y muerte de un motociclista, e insiste en que la víctima fue asesinada porque había encontrado a Alyssa, incluso Hunt cree que ha perdido la cabeza.
Entonces otra niña desaparece... y un exconvicto misterioso y gigante, que parece psíquicamente perturbado, llega a su pueblo repitiendo como un mantra: «No hay cuervos, no hay cuervos...» y le cuenta a Johnny una historia de violencia que se remonta a cien años atrás...