Argumento de Neoplatonismo y Mística
A finales del siglo XVII Tomás de Jesús (1563-1627) era considerado, con Santa Teresa y San Juan de la Cruz, la persona que mejor representaba al Carmen Descalzo, pues dejó una impronta definitiva sobre toda la Escuela Mística de la Orden. Juan Cruz se propone en este libro, desde el punto de vista fenomenológico y psicológico, acercarse al planteamiento que este autor hace del hecho místico ligado a la oración y a la contemplación, tal como lo describe Tomás de Jesús en su obra De contemplatione divina, libri sex (1620), donde explica que el misticismo no es asunto de visiones extraordinarias. Concluye que, debido al límite representativo de la contemplación, la «unión» con la divinidad viene a ser un «toque», por el que Dios es sentido en el alma; algo así como una «impresión de realidad», sin ser constitutivamente una percepción cognoscitiva, pues se imprime en la voluntad directamente, sin intervenir la memoria ni el entendimiento. Sólo después de habida tal unión, con su correspondiente «toque», queda en el entendimiento una elevada «noticia» de este trance. La fuerza informativa del amor es en cierto modo primaria. En su ámbito y sólo quizás en él podría tener pleno sentido la tesis de la prioridad del amor sobre el conocimiento, tan enérgicamente subrayada por varios autores del siglo XX, v. gr., por Max Scheler.1