Tras una breve introducción entre 1804 y 1828, analiza con profundidad la difícil supervivencia del autogobierno navarro entre 1829 y 1833. A su vez, la guerra carlista es estudiada desde la perspectiva de los campos liberal y carlista, subrayando principalmente los proyectos transaccionistas habidos desde 1834 a 1839. Igualmente recoge documentos importantes como las Bases carlistas de 1838, señalando «hasta qué punto el carlismo navarro llegó a pensar en una monarquía netamente foralista». Otra constante del autor, a lo largo de toda la obra, consiste en presentar a Navarra implicada en el contexto más amplio de la cuestión vasca, aunque, a la altura de 1841, las soluciones de aquella y los otros territorios forales fueran muy distintas.