Manuel busca alternativas en sus clases de Lengua para que los adolescentes piensen por sí mismos y se expresen mejor.
No tiene mucho éxito en su empeño porque los alumnos están poco motivados y no cuenta con apoyos para guiar a los que no siguen el trabajo. Es difícil estimular a unos adolescentes que idolatran las nuevas tecnologías cuando, muchas veces, éstas les inundan de programas que embotan el pensamiento.
Manuel es consciente de que le toca nadar contra corriente e intenta que sus alumnos aprendan a hacer otro tanto.
Les provoca para que descubran que tener ideas propias es más interesante que dejarse llevar por las modas que impone el negocio del ocio.
Se siente como un entrenador que les ayuda a perfeccionarse teniendo a los clásicos como referencia.
Nadar contra corriente refleja las relaciones de los adolescentes con el profesor y las de éste con ellos y consigo mismo, enfrentado a la contradicción de unos objetivos que, en ocasiones, son inalcanzables con sus únicas fuerzas.
Es, en síntesis, un libro sencillo desde el que el lector puede asomarse al complejo mundo de la educación de los adolescentes.