Nova et vetera es el lema que propuso León XIII al revalorizar y encarecer el estudio de la escolástica. No obedecía esta recomendación al propósito al favorecer un sincretismo filosófico. Se trata más bien de enriquecer el caudal de conocimientos que nos ha legado la antigüedad con las aportaciones de las corrientes modernas de pensamiento, y hacer así de la llamada filosofía perenne una tradición filosófica viva y actual.
Precisamente es la ética una de las disciplinas filosóficas mejor asentadas dentro de la escolástica - al fin, el hombre ha tenido siempre el conocimiento necesario para saber cómo debe comportarse- y que, por otro lado, es susceptible de un enorme enriquecimiento, merced a los conocimientos antropológicos de que disfrutamos hoy.