La élite más exquisita, la vida de los bajos fondos, la cárcel, la prostitución e incluso la deportación a las colonias -Norteamérica aún no era un sueño-, son los escenarios donde se suceden las aventuras y desventuras de Moll Flanders.
Si bien la novela pretende contar la historia de la regeneración de una pecadora, Moll Flanders no tiene nada de ejemplar, y Defoe aprovecha para retratar con dureza la época y los personajes que deambulan por la obra, con la misma maestría que en el Diario del año de la peste.