Sergio Dubcovsky cuenta otra historia de asordinada, exacta emotividad:
la de una familia tipo que sobrevive a la muerte del padre, hombre de
pocas palabras y, como se irá viendo, muchos misterios. Un hijo con
ansias de escaparle al encierro pueblerino, una esposa disciplinada cuya
procesión -como suele decirse- va por dentro y un Ford Taunus de color
amarillo que se despega violentamente del fondo en sepia de la vida
cotidiana, son los protagonistas de un relato agridulce y absorbente,
cuyos ecos, como una invitación o como una amenaza, reverberan mucho
después de agotada la última página.