Cinco años después de la muerte de Dan y del nacimiento de Callie, Natalie ha abandonado el CCUN (Cuerpo de Comunicaciones Ultraterrenas Norteamericano) y lucha por mantener a su hija alejada de su antigua vida de servidumbre bajo el férreo control del gobierno americano. Vigilada de cerca por el Cuerpo que espera la mínima oportunidad para hacerse con la custodia de su hija y reclutarla, Natalie intenta mantener una vida normal; educa a su hija y se dedica a mediar en asuntos familiares ultraterrenos, poniendo en contacto a personas con sus familiares muertos.
Pero su nueva vida se viene abajo cuando la fiscal del distrito le pide ayuda para condenar a un joven asesino que está a punto de salir impune. Aunque todas las pruebas físicas no dejan duda de su culpabilidad, las víctimas que comparecen en el estrado niegan que él haya tenido nada que ver con sus muertes. Natalie sospecha que existen irregularidades con los testimonios que está prestando un reputado Violeta y se pone a investigar. Sus descubrimientos la llevan hasta el corazón de su peor pesadilla infantil: Thresher, un brutal asesino que fue ejecutado, pero que vuelve del más allá para hacerle la vida imposible.