Lulú sigue su vagabundeo. Si su escapada se desarrolla a lo largo de 19 días, el tiempo de la narración continúa siendo el mismo: una noche en la terraza de la casa familiar, donde todos los amigos de Lulú se encuentran reunidos.
Pero esta vez, tomando el relevo de Xavier, es Morgane, la hija de Lulú, quien les cuenta qué le ha pasado a su madre. Lulú ha dejado a Charles, su camping y sus improbables amigos, pero sin embargo no ha regresado a su hogar. Ha decidido seguir la búsqueda de sí misma.
Lulú conoce a Marthe, una anciana solitaria y ocurrente, en circunstancias un tanto explosivas. Lulú y Marthe, Marthe y Lulú, una complicidad desde muchos aspectos decisiva, ya que ella es el elemento esencial de este segundo libro.