Argumento de Los Placeres y los Días
Al lado del mundo de la Belle Époque, ese fin del siglo XIX produjo una literatura que tenía en la belleza de la palabra y en un mundo de vaguedades y personajes etéreos sus mejores logros. El joven Marcel Proust se incorpora a la literatura precisamente en ese momento y acoge ese afán sutil por la belleza en Los placeres y los días, su primer libro, en el que, por debajo del «cestillo de flores» que quiere ser, aparecen soterrados los temas que iban a convertir su narración mayor, A la busca del tiempo perdido, en la gran novela del siglo XX. En los relatos, poemas y prosas poéticas que forman Los placeres y los días, surgen aquí y allá esos temas: desde el cálido beso de la madre hasta la idea de culpa por una sexualidad que no se adapta a las normas sociales, pasando por la fina ironía con que el autor contempla el mundo aristocrático que le rodea, en el que aspira a insertarse, y del que en A la busca del tiempo perdido se convertirá en el crítico más acerado. Los placeres y los días se acompaña en esta edición de varios relatos y prosas pertenecientes a esa etapa inicial de Proust, unos publicados en revistas, otros olvidados por su autor, que en su mayoría nunca hasta ahora se habían traducido al español; fueron «olvidados» por distintos motivos, pero, sobre todo, porque la excesiva «claridad» a la hora de exponer amores condenados o culpabilidades criminales obligó a un Proust joven a guardar bajo llave lo que podía escandalizar y lo que terminó estallando en A la busca del tiempo perdido.0