Esta sola crónica, entre las decenas de páginas que José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827) prodigó en la prensa periódica de las primeras décadas del siglo XIX, es un ejemplo contundente de su enorme maestría y oficios narrativos. Con dificultad se encontrará algo semejante a Los paseos de la Verdad entre sus contemporáneos. Se trata de la crónica personal de una fantástica ronda nocturna por la ciudad de México, tocada por la magia, la ironía y lo más efímero de todo: la actualidad, hasta cerrar en un animado Coloquio de los Muertos. Mucho de Fernández de Lizardi está aquí: su gusto y conocimientos literarios, su pasión por el oficio de hombre de letras, su celo por la verdad, inmerso como estaba en un orden social cada día más frágil y en cierto modo ajeno a casi cualquier forma del saber.