Los relatos breves encadenados, a partir de una metáfora azarosa -la del hombre como puerto-, se suceden en una suerte de formación preparada para el desfile oficial, y avanzan al son de una marcha difusa que todos alguna vez escucharon, en otro desfile o en los propios sueños, que les hace seguir el ritmo, la cadencia de un conjunto vivo de historias, cargadas de ironía y de filosofía, de desconcierto y profundidad. Sobre puertos y metáforas comprende una antología de breves piezas narrativas, especialmente construida para el disfrute inteligente y el coqueteo con una presumible visión alegórica de la humanidad y de sus obras, por momentos próxima al epigrama, por momentos jugada a la invención pura y al desparpajo. Una mirada cómplice y a la vez contemporizadora, sobrevuela los relatos, en una sucesión quizás vertiginosa, marcada por el ritmo sincopado del corazón ávido, de un corazón que palpita al compás de los estremecimientos del hombre como puerto. Del hombre que se mueve por la vida con la brújula puesta en el norte magnético de la libertad.