El fin que pretende todo libro de lectura fácil es convertir la literatura en un placer y que, al mismo tiempo, sea un trampolín al mundo y al conocimiento. El eje fundamental de trabajo de estas lecturas es la comprensión lectora. Con la colección de lectura fácil hemos cubierto dos imprescindibles: legibilidad y comprensión. De esta manera, hemos facilitado el acceso a la lectura y hemos promovido con ello la alfabetización.
Nos hemos servido de diferentes niveles de comprensión lectora y de desventaja lingüística, así como de una adaptación semántica y tipográfica del texto para hacerlo más comprensible. Hemos usado un lenguaje sencillo y directo, hemos evitado conceptos abstractos, empleamos vocablos cortos relativos al lenguaje cotidiano, usamos ejemplos prácticos, hacemos usos de un lenguaje positivo y nos dirigimos al lector de manera respetuosa.
Con todo, hemos conseguido nuestro propósito: aprender habilidades sociales y promover su socialización, favorecer el enriquecimiento cultural, adquirir conocimientos básicos, potenciar la memoria y, en definitiva, despertar la imaginación y la emotividad con el objetivo de lograr que la lectura sea un hábito y, sobre todo, que el lector que se acerque a estos libros, disfrute.
Un prestigioso periódico publicó al día siguiente: «Fue, a no dudarlo, el novelista de su tiempo. Gracias a sus estampas de la vida diaria, que no a las crónicas oficiales, las generaciones futuras tendrán la oportunidad de saber cómo se desarrollaba la vida en el siglo XIX».
A través de este libro hemos querido mostrar qué era lo que reflejaba Charles Dickens en sus libros y qué fue lo que le convirtió en uno de los mejores escritores de todos los
tiempos, sus temores, sus alegrías, sus preocupaciones... Y todo empezó en una fábrica de betún.