Los judíos en Sefarad hilan, a través de narraciones de vida cotidiana que van y vienen en el tiempo, solapándose, la historia de la incipiente comunidad judía del Madrid de principios del siglo XX. A los pocos judíos que habían regresado a España desde mediados del siglo XIX, van sumándose otras familias que acuden a Sefarad a raíz de la campaña filosemita orquestada desde 1905 por el senador Ángel Pulido, o que huyen de la Primera Guerra Mundial o que vienen por otras causas, pero todos guiados por la esperanza de una España que aparentemente se muestra amigable al retorno de los descendientes de los desterrados en 1492. El libro también deja trazas de la historia personal del autor, perteneciente a una familia de conversos, cuyas vicisitudes ya había narrado en la novela en clave Las luminarias de Janucá (1924), que repite personajes y algunas historias de la que nos ocupa. Cansinos Assens, de la mano de José Farache (el señor Farsi) y de Salomón Abraham Yahuda (el doctor Salomón), amigos, y también sus maestros en judaísmo, participa activamente en la nueva comunidad que puso en marcha, en 1916, la primera sinagoga de la calle del Príncipe de Madrid. Los judíos en Sefarad, como La novela de un literato, es un libro muy valioso para ampliar el conocimiento del primer tercio siglo XX español. Si La novela de un literato nos trae la memoria de la vibrante vida literaria y periodística, Los judíos en Sefarad nos ofrece fragmentos, flashes, de la vida judía en el Madrid de ese mismo periodo. Andrés Trapiello acertó plenamente cuando escribió que La novela de un literato, llena de historias cotidianas de sus personajes, no siempre beneficiosas para los interesados, es la contabilidad B de La nueva literatura, la obra de crítica oficial de Cansinos. De Los judíos en Sefarad se puede decir lo mismo con respecto a España y los judíos españoles, colección de artículos periodísticos donde se recoge el retorno de los hebreos a España, en el contexto de la campaña del senador Pulido, y comentarios a su actividad oficial. Los judíos en Sefarad es el antecedente literario de La novela de un literato por las similitudes de estilo y contenido que guardan una otra obra. Puede incluso que muchos capítulos de Los judíos en Sefarad formaran parte de La novela de un literato y Cansinos los desgajó de ahí para hacer este libro. Llama la atención que el contenido de ninguno de los capítulos coincide con los de La novela de un literato y que un personaje de la importancia de Max Nordau apenas aparece citado en Los judíos en Sefarad, como si Cansinos hubiera reservado su presencia para La novela de un literato. Uno tiene la sensación de que el autor extrajo de sus memorias historias judías, sustituyó la mayor parte de los nombres por nombres en clave, cambió el tiempo de algunos verbos y realizó esta nueva obra que, vista así, habría que considerarla complemento de sus memorias.