Luis Rodríguez, el protagonista de Los hijos del silencio - Niños del 36, es un modesto profesor de filosofía, que adereza sus salidas más críticas con la salsa del humor, incluso burlándose a veces de la propia filosofía. Desde su modesta condición de profesor de filosofía en un colegio de religiosos, como sustituto del fraile titular mientras se le solucionan unos problemas intestinales, viviendo en una modesta pensión junto con otros personajes sin mayor relieve, al tiempo que nos cuenta su vida en torno a éstos, nos cuenta también su historia, mejor dicho, algunos jirones de su desmantelada historia, primero en las Milicias Universitarias en los años cincuenta, después, retrocediendo en el tiempo, en los años cuarenta, siendo seminarista, hasta llegar, retrocediendo más aún, a los primeros de su infancia, en los últimos treinta, cuando en su pueblo tomó la primera comunión. Es entonces cuando él se hace la primera pregunta: por qué su padre, que era maestro de escuela y que hasta hacía poco había estado con la familia, ya no está. La novela quiere ser una respuesta a esa inevitable pregunta hecha al final de la contienda civil del 36 en España.