Tomando el nombre de la ninfa que descansa por el día para aparecerse de noche bajo la luz de la luna y arrastrar al desastre con su canto a los navegantes del Rin, Lur Sotuela ha escrito un poemario sincero y vital, un libro al margen de modas y tendencias. En palabras del prologuista, Antonio Colinas, "vuelve a hacer un uso fértil de la cultura, torna a lo metafísico, enriquece el lenguaje.". Dividido en tres partes, tres cantos, su autor bucea en los estados de ánimo y rastrea la naturaleza con lirismo engañosamente épico para encontrar sentido a los temas eternos de la poesía: el amor, la soledad, la muerte.