En el campamento de Carranque, treinta supervivientes han construído un refugio para mantener alejada la locura de sus vidas. Tienen armas, y aunque esa tarea les agota y les mina psicológicamente, con ellas recuperan cada día un pequeño trozo de la ciudad. Mientras tanto, Isabel envía notas de socorro desde un ático situado en la Plaza de la Merced, pero las notas, arrastradas por el viento, caen perezosamente sobre los rostros de los muertos congregados abajo sin que nadie les haga caso. Málaga ha muerto, sí, pero el prometido descanso eterno no llega nunca para sus habitantes: sólo la negra letanía del sordo rumor de sus gargantas muertas, una canción arrastrada que resuena en todas sus avenidas, en todas sus calles. Por ellas camina también el Padre Isidro, con los ojos velados en una enfermiza locura. Los muertos le cuidan. En su mano lleva una de las pequeñas notas pulcramente manuscritas, y sabe exactamente a dónde dirigirse.
Los Caminantes es un desgarrador relato que recoge los últimos días de la civilización tal y como la conocemos. Tras sobrevivir a la sobrecogedora pandemia que hace que los muertos vuelvan a la vida, los supervivientes se enfrentan al reto de llegar al final de cada día. La novela narra con un lenguaje visual y directo cómo los destinos de estos supervivientes se entretejen en torno a un misterioso personaje: el Padre Isidro.
Los Caminantes nos sumerge en un entorno de indecible presión psicológica, explorando la oscuridad del alma humana a medida que se enfrenta a sus peores pesadillas.
Gran éxito de crítica y de ventas, Los Caminantes es un referente en la literatura del género en España