«Cuando no escucho música, me falta algo, pero cuando la escucho es cuando de verdad me falta algo. Esto es lo mejor que sé decir sobre la música». Para Robert Walser, la música no fue solo algo bello y auténtico, sino también algo increíblemente subversivo que, en cuanto distinto al lenguaje, se oponía a la limitación de las convenciones. De ahí que su obra refleje una gran afinidad con los más variados universos sonoros y su estilo despliegue un muy medido tempo y unas lúdicas cabriolas rítmicas. Los relatos, poemas y textos en prosa aquí reunidos presentan estampas y reflexiones de una asombrosa lucidez sobre el arte musical y los más distinguidos compositores, intérpretes y obras. Pero Walser no sería Walser si su idea de la música no reflejara además su genuino rechazo a cualquier tipo de pompa o exclusividad, potenciando en cambio las facetas más cómicas y cotidianas de ese gran arte que, «con una suave tristeza», amó siempre por encima de todas las cosas.