«Las que restañaron la sangre de las heridas y embalsamaron a los muertos, las que dentro y fuera de los muros proveyeron de vestido y alimento a los combatientes, las mismas que fueron presa, botín y moneda de cambio, todas a quienes opacó el vacuo fulgor de los héroes y silenció la ciega y salvaje masculinidad de la batalla... La guerra de Troya fue siempre la guerra de las mujeres.»
La ganadora del Man Booker Prize Pat Barker ahonda en la leyenda intemporal de la Ilíada
y narra las últimas semanas de la guerra de Troya desde la perspectiva de las no combatientes; una novela poderosa y memorable sobre el más grande de los mitos griegos.
La milenaria ciudad de Troya lleva una década soportando el sitio de los poderosos ejércitos aqueos, que continúan en guerra por una mujer raptada: Elena. En el campamento griego, otra mujer lo ve todo mientras espera a que la contienda se decante por uno u otro bando: Briseida. Aquiles, el guerrero más grande entre los griegos, saqueó su ciudad y mató a su marido y a sus hermanos, y la convirtió en su concubina. Botín de guerra, la joven deberá adaptarse para sobrevivir a una vida distinta a la que había llevado hasta entonces, la de las mujeres cautivas que sirven al ejército griego.
Cuando Agamenón, el rey que aglutina el mando de las tropas griegas, exige que le den a Briseida, la joven se ve atrapada entre los dos aqueos más poderosos. A modo de protesta, Aquiles se niega a luchar y los griegos empiezan a perder terreno frente al enemigo troyano. Briseida no se arredra ante los horrores cotidianos de la guerra. Desde esa posición privilegiada que nadie ha tenido antes, observa a los dos hombres al frente de las tropas griegas en lo que será su enfrentamiento final, que decidirá el destino no solo de Briseida, sino de lo que acabará siendo el mundo antiguo.
Pat Barker nos ofrece una obra maestra de dimensiones colosales, ambientada en el epicentro de la guerra más famosa de la literatura. El silencio de las mujeres se erige sobre su estudio de la guerra, al que ha dedicado décadas, y el impacto que tiene en la vida de las personas.
«En la Ilíada, esa oda a la destrucción causada por la agresión masculina, las mujeres son el objeto a través del cual los hombres luchan entre sí para afirmar su estatus. Las diosas siempre tienen algo que decir, pero las mortales suelen permanecer en silencio y si hablan es solo para lamentarse: por la caída de Troya, por sus hijos, padres y esposos muertos, y por su propia libertad, tomada a la fuerza tanto por los vencedores como por los vencidos».
The Guardian