Juan y Elsa han nacido en dos familias hermanadas, casi idénticas. Los unen las mismas costumbres, la alta sociedad y los valores de una moral intachable: Dios, patria y hogar. Sus padres, directores de la Sociedad Filantrópica de Quilmes, acuerdan desde su nacimiento que serán marido y mujer tras el colegio secundario, para representar en ese matrimonio la continuidad de su modelo social y económico. Juan está encantado con este modelo, pero Elsa no. En la adolescencia aparece Leticia, con quien Juan se siente comprendido y querido, mientras espera el cumplimiento del acuerdo familiar y su verdadero amor: Elsa. Años después, Juan y Elsa, ya casados, se reúnen junto a todos los ex compañeros del colegio secundario en un parque de atracciones donde la tragedia en forma de accidente da un giro al reencuentro. La historia nos lleva nuevamente a varios años más tarde, cuando Juan se reencuentra por casualidad con Leticia. Ella busca casa con su pareja por el barrio donde viven Juan y Elsa. El rencor arrastrado presagia una vecindad poco cordial: el comienzo de un final vertiginoso, no exento de escenas atroces, muestra de cuánto se puede hacer por amor y desamor.