Las mujeres carecen de lo esencial para el desarrollo de una vida plenamente humana en la mayor parte del mundo. Están peor alimentadas que los hombres, tienen un nivel inferior de salud, son más vulnerables a la violencia física y sexual, su acceso a la educación y al mercado laboral es más complicado y no tienen los mismos derechos y libertades que los hombres. Estas circunstancias sociales y políticas desiguales generan capacidades humanas desiguales que convierten a las mujeres, más que en un fin en sí mismas, en meros instrumentos para los fines de otros.
Martha C. Nussbaum defiende en el presente texto un feminismo universalista capaz de superar los límites del relativismo cultural. Su propuesta arranca del convencimiento de que gentes que tienen distintas maneras de entender el bien pueden alcanzar un acuerdo sobre algunos principios éticos universales que sean aplicables dondequiera que se dé una situación de desigualdad y de injusticia. A partir de su propia experiencia personal en la India y de argumentos tomados de la filosofía, la economía y el derecho, la autora propone un marco constitucional y político, respetuoso con las tradiciones y las instituciones locales, que pueda traducirse en objetivos concretos en contextos concretos. De este modo, Nussbaum muestra cómo la argumentación filosófica acerca de la justicia puede conectarse con los asuntos prácticos de la vida pública, y sienta las bases para una fundamentación ética de la ayuda al desarrollo.