Sentando las reglas. La abogada Olivia Brannigan estaba acostumbrada a tratar con clientes impasibles, pero Blake Clayton era un auténtico maestro en el arte de ocultar sus sentimientos: ni siquiera pestañeó al enterarse de que había heredado una fortuna del padre al que no había visto en años. Blake no quería un dinero que no creía merecer, pero estaba francamente interesado en la guapa abogada encargada de su nueva cartera de propiedades. Olivia, por su parte, nunca mezclaba el trabajo con el placer. Hasta que algo le hizo plantearse que las normas, al fin y al cabo, estaban para romperse.