Las grandes exigencias del deporte de élite, motivadas por el incansable espíritu de superación, han desembocado en la búsqueda de nuevas técnicas y métodos que eleven las marcas de los atletas a números inimaginables. Uno de estos tan buscados métodos es la electroestimulación neuromuscular (EMS), consistente en la aplicación de una corriente eléctrica al músculo o al nervio periférico con el fin de lograr una contracción muscular involuntaria del músculo. Esta forma de rehabilitación o entrenamiento, ha sido aplicada por muchos autores desde su comienzo aunque, además de no haber gozado de una gran homogeneidad de los parámetros utilizados, sus fines tampoco han sido siempre los mismos. En cuanto a su uso como forma de entrenamiento, todos han coincidido en tratar de conseguir un aumento de la fuerza muscular, pero el problema es que nunca ha quedado claro el componente de la fuerza que quería ser mejorado, algo importante puesto que los planes de entrenamiento son muy dispares.