Marcos Parra es el héroe perdido de unos tiempos tan perdidos como malbaratados. Un héroe del fracaso en la línea de los grandes personajes de su autor, más zascandil de lo que debiera, menos donjuán de lo que quisiera. Un vividor, entrañable y voluntarioso, que no se resigna al ordeno y mando que marca los designios de una realidad secuestrada.
Estamos en la España de los años cincuenta en una ciudad de provincias. Y la vida, en el ir y venir de este personaje inolvidable, corre como un rumor por las calles y plazas, bares, despachos, domicilios, afueras y poblados, en los encuentros y desencuentros de una arriesgada investigación cuyo secreto Marcos Parra intenta esclarecer.
Una trama cercana a la crónica de sucesos sostiene la intensidad de este retrato en sepia que recupera un clima verbal de inusitada expresividad, un patrimonio de palabras y voces que reconstruyen ese tiempo desolado, haciendo resonar la atmósfera de una ciudad en sus estaciones documentales y simbólicas, los laberintos de una memoria no tan lejana y que tanto nos concierne.