En esta su quinta obra Jesús Caudevilla, haciendo un guiño al tiempo, nos aproxima en forma de ucronía a una cultura desconocida para la mayoría: los guanches de Tenerife. Una cultura que, después de transcurridos más de quinientos años desde que fue reprimida, merece su difusión reparando el olvido histórico. Sirva Las Cañadas de Achinech de homenaje a esos seres cuyas voces aún pueden oírse por quienes poseen la sensibilidad de escuchar. Voces que surgen de los senderos, barrancos y acantilados de la isla. Incluso algunos aseguran que han visto pasearse por las Cañadas a un hombre de cuerpo vigoroso y corpulento, de morena faz y de rasgos indómitos portando con arrogancia una capa de pieles que le cubre de la espalda a la rodilla... ¿Una alucinación? ¿O se trata del espíritu de Bencomo, el que fue Mencey de Taoro?...