Este libro analiza las percepciones y las políticas que Francia y Estados Unidos adoptaron ante el ascenso político del islamismo en Argelia y el conflicto civil desencadenado tras el golpe de Estado que impidió al FIS llegar al gobierno. El estudio de la experiencia argelina durante la década de los años noventa es un reflejo precursor de las tendencias que han dominado la política occidental hacia el Islam político desde el 11 de septiembre.