Argumento de La Tragedia y la Justicia Penal
La decisión de utilizar episodios extraídos de piezas teatrales y operísticas como ejercicio en mis actividades docentes universitarias se fraguó con ocasión de las clases que dictaba en Bogotá en el Master de Derecho penal, organizado por la Universidad Santo Tomás y la Universidad de Salamanca. A los alumnos, que se consagraron con entusiasmo a la discusión de algunos casos e, indirectamente, a los coordinadores del Master, debo agradecer su contribución a desatar la inspiración. La selección de casos que se presenta y se comenta va precedida de una mirada general a la justicia penal desde una refl exión sobre lo trágico. Todo ello conforma una obra cuya imputación a las categorías habituales de clasifi cación propias del mundo académico, que distingue entre trabajos de investigación, materiales docentes y publicaciones de difusión, no resulta fácil, aunque esta preocupación no ha formado parte de las inquietudes que me han impulsado a escribir. Decidí publicar esta obra porque creo que puede tener utilidades diversas. Por una parte, como material para el trabajo académico en actividades de grado, postgrado u otras de carácter menos convencional. Por otra parte, como obra de refl exión y estudio dirigida no sólo a penalistas, sino también a otros juristas, teóricos o prácticos, o a todas aquellas personas cuyas inquietudes intelectuales incluyan el interés por las relaciones entre Derecho y Arte o por los problemas relacionados con la justicia. En sus páginas se recogen informaciones y opiniones ya publicadas, para lo cual se facilitan a pie de página algunas fuentes, sin ánimo de exhaustividad, y también se aporta una visión y una opinión personal sobre los temas tratados, que, como todas las demás, accede así al libre mercado de las ideas. Nada me complacería más que poder despertar en el lector de formación jurídica el interés por una serie de obras monumentales que si han conseguido cautivarme también pueden activar los resortes emocionales de otros. Al mismo tiempo confío que con ello más de uno experimentará cierta transformación en su actitud ante las preguntas sobre el sentido y la aplicación de la justicia penal. Y, por qué no, quizás a más de un lego en Derecho el ofi cio de penalista podrá resultarle algo más atractivo, más alejado de los prejuicios con los que el mismo es catalogado socialmente.0