Allí se incorpora como voluntario (el único hombre) al Club di Giulietta, encargado de contestar a las miles de cartas que anualmente recibe la heroína buscando consejo o una excusa para narrar su historia a alguien que les escuche.
Algún tiempo después regresa a Verona, esta vez acompañado por Desiree, una chica que le prestó un libro de frases en italiano para su primer viaje. Envueltos por la magia de las cartas de amor y por el ambiente festivo de las celebraciones en la ciudad por el cumpleaños de Julieta, Glenn y Desiree se dan cuenta de que se atraen y deciden empezar una nueva etapa de sus vidas juntos.