La respiración es el principio fundamental de la vida, pero, por regla general, no inspiramos lo suficiente como para revitalizar el cuerpo y no espiramos durante el tiempo necesario como para expulsar de los pulmones el dióxido de carbono y otros gases que permanecen estancados e impiden la purificación de la sangre. Ello da lugar a un gran número de enfermedades que es posible vencer por medio de la respiración consciente.
Todo ser vivo se vuelve consciente respirando; en realidad, sólo se vuelve consciente si respira. La consciencia nos convierte en dueños de nuestro propio destino.