En este texto, Andrés López transita más allá del humor y exhibe sus obsesiones, su talento antropológico y literario para encontrar un sentido irónico a las relaciones entre distintas generaciones. En Colombia, una pelota de letras ha sido un juguete común en la crianza; no discriminó estatus social, raza, credo o condición, todos jugaron con una, y los que no, pues están a tiempo de jugar. Un juego de la vida y las palabras: una novedad editorial que sorprenderá a los lectores.