Tres historias se van conformando en una única y trascendental trama que atrapa desde el inicio al fin. La firme idea de que los templarios no solo no han dejado de existir, sino que siguen siendo el arma imprescindible para luchar contra el mal en el siglo XXI, junto con la manifiesta idea de que nuestro mundo es más inmaterial y espiritual de lo que pensamos, o nos quieren hacer creer, hace de La Nueva Cruzada una apasionante historia, donde se mezclan la ficción y los hechos más relevantes de nuestro pasado más reciente. Desde la creación de un megabanco internacional, los tristes hechos acaecidos el ya famoso 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, la reacción de la potencia norteamericana a ese evento, la del pueblo y de la comunidad internacional, se va transformando en la excusa para que las organizaciones paralelas que controlan el devenir de la sociedad quieran hacer de estos hechos un punto de inflexión en el desarrollo de la Nueva Sociedad. La aparición del nuevo Mesías, apoyado por la organización secreta más poderosa del mundo, hace que se realice, entre otras, una relectura del periodo comprendido entre la muerte de Juan Pablo II y el nombramiento de Benedicto XVI. El lector acompañará al protagonista, Hugo Holder, por el camino de la ascensión a la Cima del Mundo empresarial y económico, descubriendo a cada paso que el precio que se ha de pagar para el triunfo puede llegar a ser hasta el de la propia alma. El fin de los templarios, la historia de un niño llamado a ser el nuevo profeta y la vida de Hugo Holder van enredándose de forma que, aparentando ser inicialmente todo una vivencia irreal, se va convirtiendo en la historia trascendental de la perpetua lucha entre el Bien y el Mal. Es, en suma, un thriller de ficción con connotaciones de la actualidad más latente que le ayudará a pensar, analizar, reflexionar y, por mucho que lo intente, no podrá dejar de tomar partido Aunque en principio está dirigido para jóvenes (y no tan jóvenes.), es una obra que va a gustar a todo tipo de lectores. Si bien en momentos se detiene en ciertos vericuetos filosóficos y otras veces en situaciones trascendentes, en la mayoría de los casos se recrean escenas que supondrían un guión perfecto para una película al mejor estilo de Holywood, lo que hace que se lea de un tirón, llegando incluso a sentir una cierta desazón y agotamiento por la gran variedad de clímax que se producen a lo largo de la historia.