Nick Wainwright era un ejecutivo que podía manejar los negocios con los ojos cerrados, pero, ¿un bebé? Nick necesitaba ayuda... una niñera para su adorado hijo Jamie. Reese estaba encantada de que le ofrecieran cuidar a Jamie y de trabajar para el atractivo padre del bebé. Hasta ese momento su trabajo lo había sido todo, pero imaginar una vida como novia de Nick en compañía del pequeño Jamie le sonaba cada vez más a música celestial.