"Estos (signos) han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis en él vida eterna" (Jn 21,31). Juan describe los fines del evangelio por él recogido: suscitar la fe en Jesús, reconociéndolo como el Mesías, el enviado de Dios para la salvación de toda la humanidad; más aún, reconocerlo como el Hijo de Dios, de modo que, una vez habiéndolo aceptado, los creyentes consigan la Vida. Pero el cuarto evangelio es también, por antonomasia, el evangelio de la revelación de Dios como Padre y, asimismo, el evangelio del Espíritu Santo.