Mi cráneo agujereado vuelve a ver y mis descoloridas mandíbulas crujen ante el deseo de contar los secretos de Broken...
Y así se alzan al fin estas palabras de la tierra en que voy a enterrarlas, desafiando al destino como jamás podrá ahcerlo Borken, mi patria. Seguirán los grandes muros de granito de la ciudad hechos añicos hasta regresar a la piedra pulida con que fueron construidos. No pretendáis, estudiosos aún nonatos, conocer mi reino; está tan abrrido por el viento y tan olvidado como mis huesos. Tengo ahora el propósito de contaros cómo llegó a ocurrir esta catástrofe.
Tampoco deberéis ocupar vuestras mentes, quienquiera que desentierre este relato, indagando quién soy, o qué hice en vida: vendrán pistas suficientes, mas los febriles intentos de interpretarlas sólo servirán para distraeros de la importancia que pueda tener la tragedia mayor. Baste con saber que he muerto y que, de uno u otro modo, he presenciado cuanto aquí describo.