Este trabajo analiza el problema filosófico de la interpretación y comprensión de textos, centrado en los debates del siglo XVI. Tras el humanismo renacentista y la reforma protestante, una nueva cuestión se introduce en el claustro de la Universidad de Salamanca: ¿es conveniente traducir y difundir las Sagradas Escrituras en castellano? La disputa alcanza enseguida a los miembros más relevantes de la Escuela de Salamanca (Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Melchor Cano), pero también a otros catedráticos de la Facultad de Teología como fray Luis de León. Fray Luis se mostrará partidario de las traducciones vernáculas siempre que se expliciten los principios metodológicos utilizados. Por eso en su obra se combinan todos los caracteres definitorios del Renacimiento español: comprensión de la Sagrada Escritura, humanismo, conocimiento de los clásicos greco-latinos, defensa de la lengua propia, orientación filosófica y a la vez teológica, aceptación del erasmismo y corrientes afines, etc. Su vida, los continuos cambios de enseñanza, su curiosidad intelectual y su genialidad, le lleva a crear una obra multidisciplinar en la que el cuidado de la expresión (traducción) y la búsqueda de la mejor forma de interpretación bíblica delatan un
intelectualismo filosófico. No hay en fray Luis dos horizontes, su vida y obra se caracteriza por esa fusión de horizontes en una actividad mediadora e integradora, hermenéutica.