La fuerza de arrastre de este Manifiesto no se halla en una apuesta teórica concreta, sino en la desgarradora denuncia de una paradoja que empuja imperiosamente a la búsqueda de los acuerdos necesarios para paliarla. Por un lado, jamás la humanidad ha tenido a su alcance tantas posibilidades para una efectiva emancipación individual y colectiva; pero, por el otro, observamos cómo aumentan las desigualdades entre las personas y entre los pueblos, desigualdades que además de producir sufrimiento a miles de millones de personas, también ponen en grave peligro la supervivencia de la especie humana y el equilibro ecológico de nuestro planeta.
El Manifiesto no pretende imponer dogmas, sino ofrecer algunas herramientas para la construcción de un "pluriversalismo" condividido. El convivalismo tiene a su base la convicción de que, frente a las múltiples amenazas potencialmente apocalípticas que se perfilan a escala mundial, sólo un gigantesco sobresalto de la opinión pública mundial frente a la explosión de la hybris puede salvarnos.