La religión se ha convertido en objeto de acalorados debates públicos y ningún Estado ni gobierno que quiera ser considerado de alguna manera «moderno», y valore el conocimiento científico y la educación en general puede pretenderlo si no dota a sus ciudadanos de los medios para hacer un análisis crítico de la religión y de sus discursos. Uno de los caminos sería apostar por un tipo de Educación Religiosa que se ajuste al estado secular y pueda ser desarrollada en todas las escuelas, prescindiendo de la orientación religiosa de alumnos y padres, pero atendiendo, por supuesto, al derecho de padres y alumnos a que se reciba una educación religiosa acorde con los derechos humanos y a la libertad religiosa y con cualquier otra ley, nacional e internacional, promulgada para proteger y reforzar esos derechos. La finalidad de este artículo es ofrecer reflexiones y recomendaciones para este tipo de educación religiosa teniendo en cuenta el ejemplo danés.