La presente obra nos muestra un vivo retrato de pacientes enfrentados al sufrimiento cotidiano que supone la dependencia del alcohol. Sean cuales sean los síntomas relatados, Thomas Wallenhorst nos presenta a los enfermos como víctimas de un proceso a la vez psicológico y biológico, cuyos determinantes les desbordan.
De sus reflexiones se desprende una aproximación a la dependencia del alcohol que coloca al individuo en primer plano, con su sufrimiento y sus características. Aborda dicha dependencia como un camino de crecimiento en el que propone, tanto a los pacientes como a sus familiares, emprender un trabajo sobre sí mismos, inspirado en la formación PRH (Personalidad y Relaciones Humanas).
Emprender un trabajo de abstinencia es difícil. Pero podemos afirmar que siempre es posible un cambio, aunque éste sólo puede producirse en la persona que decide cambiar. El trabajo de la abstinencia se convierte entonces en un medio de vida; algunas personas hablan de un renacimiento. El papel del acompañante consiste en ayudar a las personas a adquirir confianza en sí mismas y en estimular sus vidas.