A los cuarenta años, la infancia parece muy lejana... Por eso, cuando el protagonista rememora la suya, lo hace con una especie de extrañeza teñida de incertidumbre por los momentos cotidianos al lado de su madre y su abuelo, el Viejo Teko, un anciano con un comportamiento misterioso y hosco que evoca su juventud frente al niño en una atmósfera llena de calidez.
Ambientada en una ciudad bañada por el atardecer, esta novela de la autora de Los amigos refleja el enigmático mundo de los adultos a través de los ojos de un niño y sus recuerdos, mucho tiempo después, sobre lo que realmente sucedió.