Hubo un tiempo en que las aventuras protagonizadas por Max Carrados, competían en popularidad en las páginas de The Strand Magazine con las del mismísimo Sherlock Holmes. Carrados cumplía con todos los requisitos del perfecto detective eduardiano: era inteligente, educado y, al igual que el personaje de Conan Doyle, el cosmopolita y adinerado Carrados contaba con la ayuda de un compañero inseparable, el señor Carlyle. Sin embargo, había algo que le hacía único: Max Carrados era ciego. Algo que nunca supuso un impedimento para que, desde su estudio de Richmond, resolviera siempre con brillantez losmisterios a los que se vio enfrentado.
El presente volumen ofrece una selección de sus mejores casos, aquellos en los que las habilidades deductivas del investigador, basadas en sus agudizados sentidos restantes, se muestran en su máximo esplendor.