La campaña secreta de la CIA para infiltrarse en la vida cultural de Occidente y alejar a los intelectuales de la izquierda.
Durante la Guerra Fría ambos lados deseaban controlar la producción artística y usarla con fines propagandísticos. Así, escritores y artistas se engretaban que sus obras glorificaran la militancia y la lucha mientras que en Occidente la libertad de expresión se convirtió en una de las máximas de la democracia liberal.
Pero esta libertad tenía un prpecio. Frances Stonor Saunders presenta por primera la evidencia de que la CIA estaba infiltrada en todos los nichos de la esfera cultural durante los años de la posguerra, subvencionando todo tipo de eventos culturales a través de fundaciones aparentemente filantrópicas que organizaban conferencias y conciertos, financiaban revistas, montaban exposiciones, etc. Todos ellos proyectos de derechas o de centro, como parte de una estrategia para alejar a los intelectuales europeos americanos de la izquierda y limpiar el mundo de propaganda comunista.
Muchos de los artistas más relvantes de la segunda mitad del siglo XX estuvieron implicados, consciente o inconscienmente, en esta operación de limpieza del servicio secreto americano.