Henry Talbot era famoso por haber acumulado una interesante colección de antigüedades que contaba con unas estatuas mayas de incalculable valor y envueltas en leyenda: los Príncipes de Jade. Tras su muerte, las tres piezas que había reunido han de repartirse entre su abogado -el señor Clarke- y los dos miembros de la Sociedad Arqueológica, mientras que el resto de su colección pasará a manos de su sobrina, Elizabeth. Sin embargo, poco después de hacer públicas las últimas voluntades del arqueólogo, Clarke es asesinado y su Príncipe de Jade, robado.
Elizabeth y Robert Hollister, chófer del diplomático español presente durante la lectura del testamento, iniciarán una investigación: ¿quién es el culpable del asesinato? ¿Qué misterio se esconde detrás de los Príncipes de Jade? ¿Qué hay de cierto en la maldición que parecen encerrar?