En octubre de 1948, Bertolt Brecht regresa a Berlín oriental, una ciudad en ruinas, llena de tanques soviéticos y de miseria. Han pasado quince años desde que, en 1933, en los albores del nazismo, partiera a un exilio que lo llevó a Estados Unidos tras recorrer medio mundo. En su regreso, lo acompaña su mujer, la actriz Helene Weigel, y se dispone a dirigir el famoso Deutsches Theater, donde empezará nada más y nada menos que con la célebre Antígona de Sófocles. Sin embargo, la policía política comunista no se fía: quiere asegurarse de que Brecht sigue siendo un verdadero «camarada». Así pues, conocedores de las flaquezas del dramaturgo, se disponen a preparar un cebo: Maria Eich, la futura Antígona, una hermosa y delicada actriz vienesa que no tiene mucho que perder pero sí una familia a la que proteger y un pasado colaboracionista que borrar.