La creciente intervención humana en los sistemas naturales nos ha introducido en una nueva era geológica: el Antropoceno. Entre el vasto conjunto de las alteraciones producidas por los humanos en el planeta destacan el calentamiento global y el correlativo cambio climático. El calentamiento del sistema climático es un fenómeno global y una de las más graves amenazas para todos los continentes y océanos.
Los estudios científicos evidencian las observaciones realizadas en todo el planeta. La alteración de los equilibrios medioambientales entre el hombre y la naturaleza mantenidos durante milenios supone riesgos como la inseguridad alimentaria, que afecta especialmente a la vida de los países y personas pobres, y traza un negro panorama si no se actúa a tiempo. Para corregirlo, el acuerdo universal sobre el cambio climático de la Cumbre de París de 2015 plantea algunas soluciones.
Simultáneamente, el avance tecnológico, tan contradictorio, despierta la reflexión y los nuevos fundamentos de una ética ecológica. Una ética de responsabilidad con las generaciones futuras y el planeta Tierra, que inspira las exigencias de justicia social y ecológica desde los movimientos sociales y la crítica frente a los obstáculosdel derecho y la política que no plantean radicalidad alguna. Para que el cambio de paradigma llegue a convertirse en real, una de las premisas es facilitar el acceso a la administración de justicia de las nuevas demandas socioecológicas de la ciudadanía y eliminar obstáculos procesales que obedecen a una época pasada y no responden a la problemática ecológica y social que protagoniza el tiempo presente.