Los juegos pueden desarrollar habilidades relacionadas con la expresión corporal cuando utilizan el cuerpo como elemento de comunicación, bien sea en su globalidad o usando una o varias partes del mismo, sirviéndose de imitaciones, representaciones, mimo, etc. El cuerpo se convierte en el instrumento con el que jugar.
Los juegos de cooperación desarrollan, en quien los juega, la necesidad de aunar esfuerzos para lograr entre todos un objetivo común sin otra finalidad que la de alcanzar dicho objetivo. Se fomenta el cooperar frente al competir.