Íntimos y salvajes nos conduce cual taxi desbocado por los barrios de Lima, con su folklor y sus barrancas, ya sea a través de los ojos de unos adolescentes que se inician en las pasiones del amor en la playa Cantolao, o bien de la acuciosa indagación de un par de redactores de horóscopos que, con más olfato policiaco que astrológico, descifran una historia de anhelos oculta en los augurios de los signos zodiacales.
Fernando Ampuero mezcla lo mejor de la tradición cuentística de la que es heredero con el oficio de quien se adentra sin reservas en la condición humana. Sus narraciones entrañan una dualidad: la fuerza sorprendente de sus personajes para resistir los embates del destino, en momentos en que debería actuar el instinto, y las insólitas situaciones transidas de nostalgia que, con humor y melancolía, develan la efervescencia de los deseos.
Maestro indiscutible del género, Ampuero nos demuestra que el cuento latinoamericano sigue más vivo y palpitante que nunca.