El 11 septiembre de 2001, en el ámbito internacional, y el 11 de marzo de 2004, en el nacional, han marcado un antes y un después en las relaciones entre la sociedad y las religiones. Para algunos lo religioso es sinónimo de fanatismo y violencia y un asunto meramente privado. Para otros es beneficioso para la sociedad. Para algunos el catolicismo no sólo no ha encontrado su sitio en una sociedad democrática, sino que se opone a todo progreso social. Para otros, partidarios de un laicismo radical, el cristianismo ha quedado obsoleto y debe ser neutralizado. Para algunos el catolicismo siempre ha estado ligado a la derecha política, para otros el cristianismo es compatible con una izquierda social y política. Las tesis van desde la confesionalidad hasta la separación y olvido de lo religioso. ¿Quién lleva razón? ¿Qué podemos afirmar ahora, cuando se cumplen 40 años de la celebración del Concilio Vaticano II, donde expresamente se abordó el tema de la relación entre Iglesia y comunidad política? De ello trata la presente obra.Mons. Raúl Berzosa Martínez es Obispo Auxiliar de Oviedo. Además de sus estudios teológicos, cursó Derecho Internacional y Diplomático en Roma.