Una historia sencilla, dulce y tierna para ayudar a nuestros hijos a fomentar, sentir y disfrutar de la ALEGRÍA.
La alegría es esa emoción placentera e inspiradora que nos aporta gozo, risa, bienestar satisfacción y, en ocasiones, alivio. Es esa emoción que todos queremos sentir y que, por supuesto, queremos que sientan nuestros hijos.
Los niños la experimentan al jugar, al reencontrarse con los amigos, ante un viaje que les ilusiona, cuando sacan una buena nota o reciben un regalo, aunque también pueden sentirla si se aplaza un examen que no han preparado o si se libran de una tarea que no les apetece hacer.
La alegría fomenta la actividad física, genera apego entre las pequeñas mentes, facilita la espontaneidad, les incita a compartir y es increíblemente contagiosa. Puede ser tan intensa que haga a los niños llorar de alegría. Con ella, los adultos recibimos mucha información sobre su bienestar.
«No podemos elegir qué sentir, pero sí podemos decidir qué hacer con lo que sentimos y, por supuesto, podemos enseñar a nuestros hijos a hacer lo mejor con aquello que sienten».